EFECTOS BENEFICIOSOS DEL BAÑO
Durante un baño, sobre todo si es de estilo japonés, el cuerpo es sometido a cinco acciones principales, de las que a menudo no somos plenamente conscientes pero que son ampliamente examinadas en la bibliografía específica japonesa:
El calor favorece la sudoración y la relativa apertura y purificación de los poros de la piel, actúa como regulador de la temperatura corporal, ejerce un control sobre los sistemas nerviosos, el simpático y el parasimpático, y normaliza la actividad cardíaca, activándola o ralentizándola en función de la temperatura del agua.
La presión del agua en un baño no se siente normalmente. Sin embargo, si se presta atención durante el baño, especialmente cuando la profundidad de la inmersión es tal que llega a los hombros en posición sentada, se notará una ligera compresión en el pecho, que reduce la circunferencia del torso en unos pocos centímetros. Esto activa el sistema respiratorio, el sistema linfático y la circulación sanguínea.
El empuje ascensional, según el principio de Arquímedes, aligera el cuerpo en el agua hasta una décima parte de su peso, lo que le da una clara sensación de ligereza y libertad. Al mismo tiempo, el agua tiene una cierta viscosidad, que la hace resistente a los movimientos musculares.
Los efectos de las sustancias químicas, que ejercen determinadas propiedades sobre el organismo, afectan principalmente a las aguas termales, definidas como tales por las sustancias oligominerales que contienen, que no están presentes en el agua de manantial o del grifo. En Japón, hay una gran cantidad de información y lecturas sobre el complejo tema de las sustancias, las concentraciones y las correlaciones mutuas, así como experiencias con onsen específicos.
Es la combinación de circunstancias físicas y químicas, es decir, la forma de bañarse, lo que determina el estado saludable del cuerpo. La temperatura corporal, la presión arterial y la producción de hormonas están reguladas por los ritmos diarios, que con demasiada frecuencia están desequilibrados y sin ritmo en la estresante y agitada vida actual. La inmersión en agua caliente con su presión estática y su empuje hacia arriba, así como los ingredientes, estimulan el cuerpo a través de diversos impulsos, de modo que el ritmo perturbado vuelve a su equilibrio original. La gente no acude a los balnearios japoneses para "curar una enfermedad", sino para estimular sus propios poderes de autocuración.
El cambio de lugar, como ocurre durante unas vacaciones o una "escapada" en plena naturaleza, provoca, incluso antes que los efectos físicos y curativos sobre nuestro cuerpo, un efecto calmante y sereno. La montaña y el medio marino ejercen estímulos específicos sobre el organismo: la variación de la temperatura, la presión atmosférica y, con ella, la presencia de oxígeno estimulan los latidos del corazón, la respiración y el metabolismo.